Una noche decidí contarte un cuento y escribirte un poema. Te reinventé para la vida. Para mi vida. Te creé con alas y ojos como aguas de termal. Puros y tibios. Te hice tersa como una escultura de mármol. Te puse letras en vez de voz. Te esculpí transparente para que nadie te viera. Eres agua. O río. O espejo. O ilusión. No sé. Pero te hice a imagen y semejanza. Y te besé en la oscuridad. Y el beso te dio vida. Y al darte vida recobré el ayer. Y me hice hoy. Y me imaginé el mañana.
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